Hola mi nombre el Leonardo y quiero contarte mis experiencias navegando en regatas.
En primer lugar, quiero comentarles que me considero un amante de las regatas. En este contexto, la salida se convierte en uno de los momentos más decisivos. Por lo tanto, comenzamos por los preparativos que llevo a cabo para emprender esta gran aventura.
Cabe destacar que siempre me propongo reflexionar sobre tres cuestiones decisivas para emprender una regata:
- La densidad de la flota
 
Como pueden comprender, no es lo mismo una regata en la que participen diez barcos que otra que esté compuesta por veinte o treinta embarcaciones. A más barcos, mayor potencial de concentración de estos en los extremos de la isla de salida.
Puedo asegurar, con casi veinte años de experiencia, que se que, hay que calibrar el nivel de la flota. A mayor número de barcos, más heterogeneidad de niveles de destreza y, por tanto, mayor peligro de encontronazos.
- ¿Una actitud activa o pasiva?
 
También hay que prepararse para afrontar la regata con la mejor de las actitudes. No es ni más ni menos que aquella que más nos favorece y con la que nos sentimos más cómodos. En mi caso, opto por una actitud activa.
Hay otras actitudes de tipo más conservador.
Aunque prefiero emprender el viaje con una disposición activa, también soy consciente de que es preciso calibrar el nivel de los participantes en la regata. De este modo, se puede optar por una u otra manera de salir y de afrontar la manga o mangas.
Es en este momento cuando me planteo dos opciones: salir a “ganar” o proponerme “aprender”. La última opción es mejor dejarla para las regatas que se desarrollan en el seno del club y no apostar por ella en un entorno más competitivo como es el de un campeonato.
- Trabajar la salida con antelación
 
Tengo interiorizado que las prisas no son buenas aliadas. Tampoco conviene salir de los último del varadero una vez que se ha alzado la bandera Delta.
¿Qué acciones emprendo habitualmente como navegante? Desentumezco los músculos, caliento físicamente. Además, ajusto del trimaje a las condiciones del mar y del viento y compruebo la velocidad de mi patín con los barcos más cercanos.
También aprovecho este momento para deshacerme de los nervios y del miedo escénico que implican las regatas más relevantes.